Me gusta tejer flores. No suelen requerir la unión de varias piezas; no exigen demasiado tiempo; adornan otros proyectos; cosiéndoles un broche, constituyen un adorno por sí mismas; y no consumen mucha lana. Son, por tanto, un proyecto idóneo para emplear restos de madejas que ya no sirven para otra cosa y un detalle bonito, sencillo y rápido. Por tanto, voy guardando todos los patrones de flores que voy encontrando y me he propuesto tejer cien flores. Mis esfuerzos
ya los compartí, qué menos que compartir ahora los patrones...
Me temo que escogí este girasol para acabar con una lana de color amarillo fluorescente que compré para tejer piezas de Tetris para una manta como
ésta (ya tengo todos los cuadrados requeridos, sólo me falta unirlos y, francamente, me da pereza), así que el resultado es tan deslumbrante que no se distinguen los pétalos:
El patrón, que en este caso no es escrito sino un diagrama, aunque acompañado de un videotutorial por si os surge alguna duda en la interpretación, está en castellano
aquí, en Lanas y ovillos.