3 jun 2020

Aventuras y desventuras de la Moss Stitch Blanket in a Square

Allá por abril del año pasado me llamó mi hermana para decirme que estaba embarazada, que si quería hacerle algo a la criatura ya podía empezar. En aquellos momentos yo me había tomado las oposiciones bastante en serio (no como ahora, que lo estoy retomando muy poco a poco y no me acuerdo de nada), así que accedí con entusiasmo y pregunté qué quería: un móvil de cuna y una mantita ¡que no fuera calada! Como el retoño no iba a ser educado de forma sexista, los colores de la manta daban igual. Pensé que, entre el rosa y el azul, el morado resultaría algo intermedio y compré tres madejas de Caricia Classic. Recuerdo que los colores más oscuros eran el 025 y el 026, pero no recuerdo el código del color más clarito, que es prácticamente rosa. Antes de que alguien me advierta que pequé de optimista, que con tres madejas no hago ni un posavasos, sabed que tenía las lanas y la intención, pero que ni siquiera sabía qué medidas requiere una mantita de bebé y que no me pondría a tejer hasta el mes de agosto.

Recordemos que mi hermana no quería conchas ni agujeritos, así que pensé en un granny square sólido, que al fin y al cabo es un patrón extremadamente sencillo y que ya me sabía de memoria. Empecé, bien dispuesta, y me di cuenta que las cadenetas de subida se notaban muchísimo. Cuando el cuadrado aún era pequeño había que fijarse bastante, pero según crecía se iba dibujando con mucha más nitidez la línea recta de las dichosas cadenetas. Busqué vídeos y opciones, pero allá donde a las tejedoras de Youtube le salía un tejido uniforme y maravilloso a mí me seguía saliendo una línea horrenda. Imagino que es porque yo aprieto demasiado el punto, así que mis cadenetas quedan tan compactas que no puedo hacerlas pasar por un punto doble por más piruetas que pruebe. Cabreada, deshice lo tejido y aparqué el proyecto.

He aquí que nace mi sobrina en diciembre sin que yo le tenga ni un triste muñeco y llegan la pandemia y el confinamiento. Abandono el estudio porque soy incapaz de concentrarme en casa y no puedo ir a la biblioteca, así que me dispongo a gastar toda la lana que tengo almacenada. Lógicamente, en el alijo me encuentro las lanas para mi sobrina y, casualidades del destino, aparece en Facebook una publicación de Repeatcrafterme ¡que promete una manta cuadrada tejida en redondo! Si está tejida en redondo, me ahorro las cadenetas de subida, así que aquello fue un regalo caído del cielo.

Lo del regalo lo digo en sentido literal, porque es un patrón gratuito que podéis encontrar aquí

¿Todo arreglado? ¡No! Recordad que había sido muy rata a la hora de comprar. Acabé la primera madeja con mi aguja de 5,5 mm y con ella la primera franja. Tenía un ancho aceptable, con tres franjas del mismo grosor tendría una mantita de un metro para el carrito o para el moisés, pero obviamente la segunda madeja se acabó muy pronto. Me encontré sin lana y sin poder salir a comprar más. Me he llevado toda la cuarentena sin comer pizza porque me parecía injusto exponer al repartidor sólo por satisfacer mi capricho, pero ya me había decidido a tejer la manta y quería aprovechar el impulso, así deseché mi cargo de conciencia y compré a través de la web una madeja más del color 025 y dos más del 026. Fue muy curioso, porque cuando llegó el repartidor llamó al portero electrónico y me dijo "Oye, que meto la caja en el ascensor y le doy al segundo". Yo estaba sola en mi casa, teletrabajando, descalza, sin peinar y sin las gafas (soy muy miope). Sumemos que hay dos ascensores en mi bloque al tiempo que tuve que perder en adecentarme un poco y a saber dónde podría haber terminado la caja.

Por fortuna, la caja llegó a mis manos, no hubo ninguna parada intermedia del ascensor ni ninguna otra sorpresa, y éste fue el resultado:



Creo que la manta es bastante bonita, pero también muy sobria. En el propio patrón aparecían enlaces a otros diseños de la misma autora, entre ellos este osito, así que me decidí a tejerlo como motivo del cuadrado central. Para tejerlo usé Beatriz, de lanas Urbano y la aguja de 3 mm. Me quedó horroroso y le añadí una pajarita roja bien enorme para disimular un poco:



Entonces llegó el momento más temido: coser el aplique a la manta. Odio coser, no se me da nada bien. Por más que fijo las piezas con alfileres, tiro con tanta fuerza de la hebra que acabo por desplazarlas del sitio original y esta ocasión no iba a ser diferente. Después de tantas horas tejiendo el punto musgo, que será muy bonito pero resulta un tanto monótono cuando es algo tan grande...







¡El oso de los (...) me quedó totalmente torcido! ¡Una hora entera dando las puntadas pequeñitas, con sumo cuidado de que no atravesaran la manta para que no se notasen en la parte de atrás, esquivando los alfileres para no pincharme, y el (...) oso quedaba torcido! Podría descoserlo y volver a colocarlo, claro que sí, pero si la primera vez no me había servido de nada fijarlo con alfileres, ¿quién me decía que no me pasaría lo mismo? Entonces alguien me dijo que así parecía que el globo (un añadido que he hecho sin patrón, es un círculo sin mucho misterio) arrastraba al oso en su vuelo, mi hermana me dijo que a ella le parecía muy gracioso y mi pareja afirmó que si la manta se usaba nunca iba a estar perfectamente estirada como para ver el oso en relación al cuadrado. Así que aquí tenéis la historia de cómo se puede estropear fatalmente un proyecto en el último minuto y cómo puedes mentirte y quedar bastante conforme con el destrozo.

Otra cuestión sería cómo se me ocurre darle una manta de lana a una criatura que todavía no ha cumplido los seis meses en pleno mes de junio, con el calor tan sofocante que hace en Sevilla, pero eso ya es problema de la madre.

27 may 2020

¿Cuánto vale mi tercer Leto Shawl?

Si alguien me ha estado leyendo durante el estado de alarma, sabrá que ha sido la excusa perfecta para encerrarme en casa a gastar toda la lana que tenía almacenada, aunque para eso necesitaría unos cuantos años, en realidad. Cierto es que tengo una sobrina muy pequeñita y por tanto los amigurumi no se van a quedar huérfanos, que mi propia madre me pidió un par de chales para sí y para regalar, que yo misma he de hacer algún regalo y quisiera quedarme alguno que me haya gustado especialmente, ¡pero aún así no hay cuello para tanto chal! Mi pareja, que tiene alma de chamarilero, me sugirió que los vendiese y así podría invertir el dinero obtenido en más lana, así que él mismo se puso a buscar por Wallapop y Vinted para mirar precios. El resultado fue un poquito desalentador.

El precio medio en las dos plataformas consultadas era de unos treinta euros por chal. Por curiosidad, miré en Etsy, donde los precios se ajustaban bastante más a la idea que yo tenía, pero cuando empecé a mirar las tarifas de la web llegué a la conclusión de que el beneficio neto podría ser el mismo que obtuviera en Wallapop. No soy una tejedora especialmente rápida, así que un chal tejido con algodón del número 5 y aguja de 4mm, cuyo ancho abarque el espacio entre mis brazos extendidos, bien puede llevarme veinte horas. Si vendiera la prenda por treinta euros, ¿a cuánto me sale la hora de trabajo una vez descontados los materiales? No es un resultado muy alentador.

Dándole vueltas a ese tema encontré este artículo de The Crochet Crowd (en inglés) que versa sobre esta misma cuestión: puedes pretender que te paguen las horas de trabajo pero ¿realmente crees que alguien está dispuesto a hacer ese desembolso? Proponen por tanto que el precio sea un múltiplo de los costes, no sólo de los materiales sino también de todo lo relativo a la presentación, embalaje, los desplazamientos para la compra de todo lo necesario y hasta la oficina de Correos si hay que enviar el producto terminado... Todo. Puede que regales tu trabajo, pero no vas a regalar también el dinero invertido y al pedir un múltiplo de tu desembolso obtienes alguna ganancia. Puesto que soy muy dada a comprar madejas de 1,80 del chino, si multiplico los costes por tres tampoco voy a sacar mucho beneficio.

Todo este rollo para concluir que creo que seguiré regalando todo lo que tejo y no conservo para mí.

El caso es que entre las madejas del alijo tenía tres como ésta de Hilaturas Torrijo:





Miedo me da pensar el tiempo que debían llevar almacenadas en casa, ya que antes veía esta marca en casi todos los chinos que frecuento y ahora se han convertido en una rareza, desplazadas por Caricias, Lanas Urbano y otras netamente chinas (creo) como Hermoso y Miumiu. Sea como sea, sabía que con dos madejas y media y la aguja de 5 mm me saldría un chal Leto bien grande (con la aguja de 4,5 la diferencia de tamaño es abismal, aunque en las fotos que subí no hay manera de ver la escala). Éste fue el resultado:





Como podéis deducir de todo el discurso previo, se lo voy a regalar a una compañera de trabajo que cumple años el mismo día que mi perra (suena muy mal, pero es el motivo de que me acuerde de la fecha). Si queréis uno igual, el patrón podéis encontrarlo, gratuito y con diagramas, aquí o comprarlo aquí.

El monito Mimi

Puesto que durante el confinamiento estuve tejiendo como una loca, así que tuve que zambullirme entre las lanas amontonadas y fui encontrando trabajos que había dejado a medias. Tan a medias, que si miráis mi cuenta de Instagram, encontraréis una foto de este mono de abril de 2019. ¡He tardado un año en coserle los ojitos! Aborrezco coser, porque no se me da nada bien y estropeo todo el proyecto en el último paso...

Imagino que en realidad nadie llega a este blog por el interés que puedan generar mis desvaríos, así que vamos a lo interesante: el patrón del mono Mimi es gratuito, podéis encontrarlo en inglés aquí y esta versión está tejida con Beatriz, de Lanas Urbano y aguja de 3,5 mm.


20 may 2020

Mi versión de la Berry Patch Bunny Girl

Tengo que ponerme a estudiar de nuevo, pero en casa no me concentro, así que quiero aprovechar para ir actualizando el blog hasta que las salas de estudio abran con normalidad y tenga que volcarme de nuevo en las oposiciones. No tejo tan rápido como para tener un proyecto que compartir cada semana, así que hoy rescato una coneja que tejí ¡en abril de 2019! Como conté en la entrada dedicada al Crescent Motif shawl, tanto mi madre como sus amigas hacen ganchillo (¡y mucho!), pero no se defienden mucho con el inglés: cuando le enseñé el patrón de esta coneja, mi madre me pidió que tejiera una para regalársela a la misma amiga de la entrada ya mencionada.

Más de un año después, sé que usé Beatriz de Lanas Urbano y la aguja de 3,5 mm porque son la lana y la aguja que suelo usar habitualmente, pero la única foto que he encontrado de la coneja, cuyo patrón gratuito podéis encontrar aquí ha sido ésta:



En teoría, el vestido lleva dos volantes, pero me equivoqué e hice el más largo sobre el más corto, de modo que lo tapa y no se percibe. Tampoco estoy muy orgullosa de mi habilidad bordando ojos, se me dan fatal los rasgos de las caras. La foto la hizo mi madre cuando ya tenía la muñeca en su poder, así que las perlas y la flor son añadidos suyos. Como decía, el patrón de la coneja lo tenéis en este enlace, pero hay una versión masculina en este otro.

Por cierto, que el regalo fue un éxito. La señora cuenta que uno de sus nietos no hace más que pedírsela y ella se la niega. Es suya y punto.

13 may 2020

Un par de Leto Shawl (y los que vendrán)

No recuerdo cuándo tejí mi primer Leto Shawl (el patrón puede encontrarse por partes aquí o adquirirse aquí), pero sí recuerdo que usé dos madejas y media de Isabel o Beatriz de Lanas Urbano y la aguja de 5 mm. No he conseguido que la cámara del móvil pille el color exacto y los bordes se quedaron un tanto ondulados, pero es tan enorme que no he podido bloquearlo y lo uso a menudo en el trabajo porque puedo envolverme entera en él.




Puesto que creo que abriga, es lo bastante bonito como para resultar un buen regalo, gasta dos madejas y media (tengo cajas llenas de madejas que necesito quitar de en medio) y durante el confinamiento tenía tiempo y tranquilidad suficientes, durante un fin de semana pillé unas Katia Fama del color 839 que tenía en una caja desde hace años, la aguja de 4,5 mm y salió esto:




Es una pena que no haya conseguido que la cámara del móvil capte bien los colores y que con la luz tampoco se perciba bien el diseño. Cierto es que es más pequeño que el anterior y sí que podría bloquearlo, ya que en esta ocasión también ha quedado el borde ondulado y creo que el punto de araña luciría más si lo estirase bien, ¡pero no tengo ganas! Si la destinataria no se queja (va a ser un regalo de cumpleaños), así se queda. Y creo que aún haré un tercero...

6 may 2020

Chal Meranda

Puesto que he estado muchísimo tiempo sin utilizar este blog y sin actualizar mis proyectos de Ravelry, he tejido bastantes cosas que no he compartido ni por un medio ni por otro. Se ve que tenía en mente publicar algo relativo a este chal en concreto, cuyo patrón podéis descargar aquí, porque me encontrado este post con las fotos subidas y guardadas como borrador ¡desde hace dos años! Puesto que tengo que ponerme las pilas con el estudio de las oposiciones y por tanto no tendré tiempo para tejer ni mucho menos para mantener actividad en el blog, aprovecho para compartir las fotos del chal.




No recordaba haber subido las fotos, pero sí recuerdo que éste fue mi primer proyecto con "popcorn stitch" (sería "punto palomita" si se traduce literalmente, pero estoy tan habituada ya a los patrones en inglés que si alguna vez supe cómo se llama en castellano, lo he olvidado) y no me gustó nada cómo quedaba. Se hacen cinco puntos altos (o double crochet, o varetas, como queráis llamarlos) en un solo punto; se saca la aguja del último punto tejido; se introduce la aguja por el primero de los cincos puntos y se engancha la hebra que se había soltado previamente para cerrar el punto. No soy muy buena para este tipo de descripciones, pero en Youtube hay tutoriales para todos los gustos y siempre es mejor ver estas cosas que leerlas. Este punto tiene dos pegas para mi gusto. La primera es que sacar la aguja me corta completamente el ritmo, me parece una interrupción que me ralentiza (es una percepción subjetiva, ya lo dije). La segunda es que las partes superiores de los puntos intermedios se me quedan hacia fuera y los tres popcorn stitches que había que hacer juntos me parecían tres campanitas que sobresalían del tejido. No tengo nada en contra de la textura, pero quizá esto fuera demasiada textura para mi gusto, mucho volumen... Así que cuando una amiga me dijo que a ella le gustaba, se lo regalé, aunque no descarto tejerme uno y cambiar los popcorn stitch por un cluster (tejer los cinco puntos y cerrarlos juntos), que es una opción que sí te ofrece el propio patrón.

Como generalmente uso algodón del número 5 comprado en el chino y aguja de 4mm, imagino que estos fueron los materiales utilizados, aunque precisar el número y la marca por si alguien quiere usar exactamente esos colores va a ser un poco más complicado.

29 abr 2020

Firebird Scarf y varillas para bloquear

Cuando compro ovillos de Caricias Perlé con la idea de hacer algún chal a franjas pero no sé qué patrón voy a usar, sólo porque me gusta la combinación de colores, compro un par de cada color. No tengo ningún motivo que lo justifique, así que muchas veces me sobra mucha cantidad del primer color y tejo rezando para que no se agote el tercero antes de acabar el chal. Manías, supongo. De modo que compré dos madejas de cada uno de los colores, 501, 502 y 503, tejí el Saffron Shawl y, cuando lo terminé, me encontré con una madeja entera del color más claro con la que no sabía qué hacer, poquísimos metros del color medio y media madeja del oscuro. Tenía que encontrar un patrón que no requiriese mucha cantidad de hilo y me acordé de la Firebird Scarf, que había guardado en la biblioteca de Ravelry no hacía mucho.

Alguien podrá quejarse del idioma del patrón (¡en ruso!), pero trae un diagrama que se ve muy bien: básicamente son dos vueltas que se repiten y sólo hay que tener cuidado con mantener el mismo número de conchas cada tres vueltas para obtener el borde aserrado. Es increíble lo rápido que se teje, porque las primeras vueltas son muy cortas, así que me llevó tan sólo un par de tardes llegar a las treinta y cinco conchas de la vuelta final. Usé la aguja de 4mm y, ya que los restos del chal anterior no dieron lo suficiente de sí, añadí una madeja entera de Caricias Perlé sin teñir que encontré huérfana en una de las múltiples bolsas que tengo almacenadas en casa.



En mis inicios como tejedora alguien me inculcó la idea de que un chal debe tener la medida de los brazos extendidos para poder envolverte bien en él, así que las medidas que tenía cuando lo terminé fueron otro factor que me impulsó al bloqueo. No tengo costumbre de medir con el metro, por eso no os puedo decir las medidas exactas que tenía cuando se hallaba en este estado:



Pensaba que el punto estaba demasiado engurruñado, que el chal no era lo suficientemente grande y, por si necesitara algún motivo más para bloquearlo, hace al menos dos años que tengo unas varillas para bloquear que no he usado. Este diseño tenía suficientes formas rectas como para darle una oportunidad a esas herramientas, que muchas tejedoras que conozco utilizan y de las que hablan maravillas pero yo no había probado aún. Era el momento de estrenar las varillas, pero no sólo me resultó muy laborioso enganchar la labor tal y como encontré en un tutorial de Youtube, sino que al final utilicé casi tantos alfileres como en cualquier otra labor que haya bloqueado, porque sometí al chal a tal tensión que las varillas saltaban sobre las cabezas de los alfileres si no ponía los suficientes para mantenerlas en su lugar. Soy una bestiaja, el chal prácticamente duplicó su tamaño:



El cambio sustancial en las dimensiones se puede intuir, porque en la primera foto el chal terminado estaba ocupando el ancho de la cama y en ésta está a lo largo:



¿Por qué no estoy contenta con el resultado final? Porque lo he estirado de forma tan brutal que me he cargado todo el relieve de los fpdc, que son los que le dan textura al tejido y en los que consiste todo el encanto de este chal.



A una amiga le ha gustado cuando se lo he enseñado, así que ya tiene destinataria para cuando acabe el confinamiento, pero en cuanto encuentre hilos huérfanos cuyos colores combinen tejeré otro para mí. Sin bloqueo de ningún tipo. Las varillas ya están guardadas de nuevo y no creo que vuelva a sacarlas, por cierto.

23 abr 2020

Versión amarilla del Crescent Motif Shawl

En teoría, optimista que es una, el confinamiento me iba a servir para avanzar mucho con el estudio de las oposiciones, pero qué va: estos días estoy tejiendo todo lo que no he hecho desde que decidí volver a poner la neurona a trabajar. Buscando alguna madeja que le fuera bien a la manta que estaba haciendo para mi sobrina (ya la enseñaré cuando le cosa el aplique que le falta para acabarla) encontré siete madejas ¡amarillas! que, como se puede ver en la foto aunque no se lea el Yuan Sheng escrito en el escudo dorado de la derecha, indudablemente habían salido de un chino, aunque ni siquiera recordaba haberlas comprado.



No tenía yo muy claro qué hacer con ese material en concreto y fue mi madre quien vino en mi rescate: me pidió que tejiera algo para una amiga suya, aunque ambas son buenas tejedoras y de hecho fue mi madre quien me enseñó a hacer crochet; daba igual el color porque esta señora se lo pone todo sin discriminar; y con el único requisito de que fuera alargado, ya que suele usar pañuelos largos en lugar de chales triangulares. Adjudicado el amarillo a esta mujer sin complejos, hacía falta buscar un patrón que no fuera rectangular (me muero de pena con las vueltas tan largas), sino que se tejiera de un extremo a otro y no fuera el Dawn in the woods, que es precioso pero que ya he tejido cuatro veces. Cotilleando por Ravelry di con el CAL del mes de abril de Creation Crochet. Es posible que el enlace anterior no os sirva si leéis este post en otras fechas, ya que generalmente es un patrón de pago que puede comprarse aquí. Tenía el patrón, que por fortuna trae diagrama porque no entendía demasiado bien las instrucciones escritas, tenía el acrílico y tenía una aguja del 5, así que todo era cuestión de empezar:



Como decía, no terminaba de captar el sentido a las instrucciones escritas y por tanto agradecí muchísimo que se incluyese un diagrama, pero también me costó un poco hacerme con él. No obstante, una vez que comprendí cómo se construían los motivos, el chal creció considerablemente en muy poco tiempo. Es una delicia ver cómo avanza tantísimo el trabajo, hasta tal punto que en dos tardes ya estaba hecho. Cierto es que ya he trabajado otras veces con este tipo de acrílico y sé que funciona bien para vestidos y camisetas, pero no para chales porque no se bloquea nada en absoluto, pero veía los piquitos un poco arrugados y probé suerte:



El intento de bloqueo ha sido en vano, pero aun así estoy muy contenta con el resultado:




La cuestión es que no sé cuándo veré a mi madre para darle el regalo para su amiga y que el chal completo sólo ha consumido dos madejas, así que a ver qué podía hacer con las cinco restantes... Y eso es otra historia que será contada en otra ocasión.

17 abr 2020

Chal de chevron (o algo parecido)

Empecé a estudiar unas oposiciones y dejé de tejer por completo, aunque ahora que tengo una sobrina recién estrenada creo que es el momento de retomar los amigurumi. Sin embargo, en un chino de Mairena del Alcor encontré los colores 501, 502 y 503 de Caricias Perlé, combinación que ya había usado para un chal Edlothia cuyo resultado me gustó muchísimo (aunque este patrón lo he tejido ya unas cinco veces, me encanta en cualquier color), así que no me pude resistir a tejer otro chal con esas madejas.

Debo tener unos dos millones de patrones guardados a la espera de ser tejidos, pero a la hora de decantarme por uno no pude y me puse a buscar alguna otra cosa en Ravelry hasta dar con el Saffron Shawl, que en teoría está basado en un diseño que aparecía en una serie de ciencia ficción que sí que he visto pero en la que no recordaba haber reparado en ningún chal... Sea como sea, el diseño tipo chevron me parece muy bonito y muy apropiado para usarlo a diario, así que cogí mi aguja del 4 (el hilo es del número 5, pero yo tengo el punto muy apretado) y con la ayuda de los diagramas que vienen incluidos en el patrón me dispuse a ello.

Confieso que para el inicio y el centro de cada vuelta dependí tremendamente del diagrama, no conseguí aprenderme la secuencia, pero es un patrón muy sencillo, todo a base de puntos altos y cadenetas. Empleé una madeja del color más claro, dos del color medio y una y media del más oscuro. Mi único problema vino con la banda superior, que es de punto musgo (una secuencia de punto bajo y cadeneta, viene descrito en el patrón): ya tengo una edad y soy incapaz de tejer con hilo oscuro con luz eléctrica, así que no veía dónde metía la aguja. Para más inri, tuve que echar muchos menos puntos de los indicados en el patrón para que no se me pandease todo el chal, pero aún así el borde quedó algo ondulado. Para eliminar la ondulación, al bloquear lo estiré tanto que los alfileres han dejado pequeños piquitos en esa banda superior, pero creo que no es un desastre tan grande como para estropearme el placer de este chal. Puesto que hice más repeticiones de las que se especifican en el patrón (no recuerdo cuántas) y fui muy bruta en el bloqueo, ha quedado bastante grande, pero creo que podré darle mucho uso.