29 abr 2020

Firebird Scarf y varillas para bloquear

Cuando compro ovillos de Caricias Perlé con la idea de hacer algún chal a franjas pero no sé qué patrón voy a usar, sólo porque me gusta la combinación de colores, compro un par de cada color. No tengo ningún motivo que lo justifique, así que muchas veces me sobra mucha cantidad del primer color y tejo rezando para que no se agote el tercero antes de acabar el chal. Manías, supongo. De modo que compré dos madejas de cada uno de los colores, 501, 502 y 503, tejí el Saffron Shawl y, cuando lo terminé, me encontré con una madeja entera del color más claro con la que no sabía qué hacer, poquísimos metros del color medio y media madeja del oscuro. Tenía que encontrar un patrón que no requiriese mucha cantidad de hilo y me acordé de la Firebird Scarf, que había guardado en la biblioteca de Ravelry no hacía mucho.

Alguien podrá quejarse del idioma del patrón (¡en ruso!), pero trae un diagrama que se ve muy bien: básicamente son dos vueltas que se repiten y sólo hay que tener cuidado con mantener el mismo número de conchas cada tres vueltas para obtener el borde aserrado. Es increíble lo rápido que se teje, porque las primeras vueltas son muy cortas, así que me llevó tan sólo un par de tardes llegar a las treinta y cinco conchas de la vuelta final. Usé la aguja de 4mm y, ya que los restos del chal anterior no dieron lo suficiente de sí, añadí una madeja entera de Caricias Perlé sin teñir que encontré huérfana en una de las múltiples bolsas que tengo almacenadas en casa.



En mis inicios como tejedora alguien me inculcó la idea de que un chal debe tener la medida de los brazos extendidos para poder envolverte bien en él, así que las medidas que tenía cuando lo terminé fueron otro factor que me impulsó al bloqueo. No tengo costumbre de medir con el metro, por eso no os puedo decir las medidas exactas que tenía cuando se hallaba en este estado:



Pensaba que el punto estaba demasiado engurruñado, que el chal no era lo suficientemente grande y, por si necesitara algún motivo más para bloquearlo, hace al menos dos años que tengo unas varillas para bloquear que no he usado. Este diseño tenía suficientes formas rectas como para darle una oportunidad a esas herramientas, que muchas tejedoras que conozco utilizan y de las que hablan maravillas pero yo no había probado aún. Era el momento de estrenar las varillas, pero no sólo me resultó muy laborioso enganchar la labor tal y como encontré en un tutorial de Youtube, sino que al final utilicé casi tantos alfileres como en cualquier otra labor que haya bloqueado, porque sometí al chal a tal tensión que las varillas saltaban sobre las cabezas de los alfileres si no ponía los suficientes para mantenerlas en su lugar. Soy una bestiaja, el chal prácticamente duplicó su tamaño:



El cambio sustancial en las dimensiones se puede intuir, porque en la primera foto el chal terminado estaba ocupando el ancho de la cama y en ésta está a lo largo:



¿Por qué no estoy contenta con el resultado final? Porque lo he estirado de forma tan brutal que me he cargado todo el relieve de los fpdc, que son los que le dan textura al tejido y en los que consiste todo el encanto de este chal.



A una amiga le ha gustado cuando se lo he enseñado, así que ya tiene destinataria para cuando acabe el confinamiento, pero en cuanto encuentre hilos huérfanos cuyos colores combinen tejeré otro para mí. Sin bloqueo de ningún tipo. Las varillas ya están guardadas de nuevo y no creo que vuelva a sacarlas, por cierto.

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